Masonería argentina e internacional. Estudios y propuestas masónicas.

miércoles, 29 de abril de 2009

RELIGIOSIDAD - Los Trabajos y los días - APORTES DESDE EL JUDAISMO

Aportes desde el judaísmo
Este mes de abril se celebró la Pascua Judía (15 al 22 de Nisan, 5769) o Pesaj: tiempo de reflexión detallada por las consecuencias del éxodo de Egipto y las circunstancias que culminan con la liberación del pueblo hebreo.
Tiempo de oración, de ayuno, de reflexión y finalmente de alegría.
La Ley Sagrada está impresa en un Volumen que se encuentra habitualmente en el ara de nuestro Templo. En el Volumen está la Torah bajo la denominación de "Antiguo Testamento" (aunque tecnicamente no responda a los escritos de los judíos y la recopilación cristiana, según las distintas ediciones de la Biblia por parte de estos últimos) editado conjuntamente con los escritos posteriores correspondientes al Nuevo Testamento (cristiano).
Su Voz de Aljibe nos recuerda permanentemente que es una de las Tres Luces mayores.
Dice con respecto a la TORAH, el Rabino BEN JUDAH DE WORMS (1160-1238)
"Si todos los mares fueran de tinta, y todos los estanques plantados de cañas, si el cielo y la tierra fueran pergaminos y si todos los seres humanos practicaran el arte de la escritura, no agotarían el Torah que he aprendido, tal como el Torah, no disminuiría más que el mar con el agua que le quite un pincel que se moje en él".
(Rabí ELEAZAR BEN JUDAH BEN KALONYMUS OF WORMS - hasida y cabalista).
Esta relación especial que poseen los judíos con D-s está fundada también en la profunda conmoción de saberse escuchados por Adonai.
Y castigados por un D-os incomprensible y abisal, lo que lleva a Job a pedirle explicaciones por haberlo dejado a merced del Contradictor.
En un final increíble por lo mágico, hermoso hasta la sofocación, Adonai le contesta mostrándole su pequeñez y reconociendo Job su disparate.
Y allí, el Omnipresente lo perdona y castiga a sus coreutas.
Job es la tribulación permanente del judío e interroga a los cristianos en su fe, mas allá del amor fraternal que instaura como manda suprema el Señor Jesuscristo.
Precisamente, contra este amor aún incomprendido, se levanta la voz de Iosl Rákover antes de su muerte en el ghetto de Varsovia, diciéndole:
"El dios de otros pueblos, en cambio, llamado "Dios del amor", ordenó amar a todos los seres creados a su imagen y semejanza. Pero en su nombre se nos asesina sin piedad día tras días, desde hace casi dos mil años … Pág. 16)"

Y reafirma "Estoy orgulloso de ser judío, no a pesar del trato que nos da el mundo, sino precisamente en virtud de ese trato. Me avergonzaría pertenecer a aquellos pueblos que engendraron y educaron a esos malvados, responsables de los crímenes que se cometen contra nosotros. Estoy orgulloso de ser judío, porque ser judío es un arte, porque es difícil ser judío. ,,,¡Si, ser judío es un honor!
Yo creo que ser judío es ser un combatiente, un eterno nadador contra la miserable y criminal corriente humana. El judío es un héroe, un mártir, un santos… " para finalizar diciendo en una inmensa epifanía del ser:

"Yo creo en el D-os de Israel pese a todo lo que El hizo para que dejara de creeer en El. Creo en Sus leyes aunque no pueda justificar Sus acciones. Mi relación con El ya no es la de un esclavo con su amo sino la de un discipulo con su maestro. Inclino la frente ante Su grandeza pero no voy a besar el latigo con que me azota. Yo lo amo, pero más amo Su Torá … Y aún si me decepcionara de El seguiría observando los preceptos de Su Ley. D-os significa religión, pero Su Torá significa un modo de vida, y cuanto mas morimos por ese modo de vida, mas inmortal se hace El" (pág.20)[1]

En hermosas líneas del Rebe Menajem Mendel SCHNEERSON - Rebe de Lubavitch- el recopilador refiriéndose a lo enseñado por el Maestro, contó la siguiente historia:

Un maestro cercano al Rebe fue a pedirle consejo una vez. Su profundo dolor emocional como sobreviviente del Holocausto le impedía cumplir con sus responsabilidades docentes. "No hay palabras para consolarte" le dijo el Rebe, "pero no puedes permitir que el Holocausto continúe en tu vida".
Aconsejó al hombre con palabras que había aprendido de su suegro, el Rebe anterior: "Somos obreros del día, y nuestra tarea es irradiar luz. No debemos gastar nuestras energías combatiendo la oscuridad. Sólo necesitamos crear día, y la noche se desvanecerá" pag. 172 ([2])

LA SACRALIDAD DEL TIEMPO

Esa luz, indudablemente se realiza obrando y pensando rectamente.
Se expresa en la caridad que transforma la materia en espíritu y la moneda en fuego (del Rebe de Lubavitch, obra citada, pág. 136)

Sin embargo, el tiempo que debe transcurrir hasta Rosh Hashana (1 al 3 de Tishrei o sea desde el 19 al 21 de setiembre) y de allí hasta el Yom Kipur (el 10 de ese mismo mes de Tishrei o sea el 28 de setiembre) es un tiempo que como veremos, merece nuestra atención porque es un tiempo sagrado (tzeman kodesh).

La Profesora Nora SCHVARTZ -poeta, bailarina y judía- me envió el año pasado la prédica del rabino al finalizar el Yom Kipur del año 2001. Agregaba en su envió ".. Creo que lo que dice es válido para todos, sean o no judíos. Espero que lo disfruten; un abrazo. Nora"
PREDICA DEL RABINO.

10 de Tishrei del 5762, atardecer de Iom Kipur, desde algún lugar de Shamaim, de los cielos.
Queridos Amigos:
Jatimá Tová!!!
Me imagino que se habrán sorprendido un poco al escuchar mi dirección.
Es que soy un ángel.
Déjenme presentarme.
Mi nombre es ShaariEl, y soy el responsable aquí arriba de cerrar los portones del cielo.
Es decir que vendría a ser una especie de San Pedro en versión original y por supuesto judía.
Y si no me fallan los cálculos, y en general por aquí fallan poco, en menos de 20 minutos aproximadamente voy a cumplir con mi función de portero, justo justo cuando ustedes estén terminando el servicio de Neilá.
¿No es fantástico mi puesto? ¡El único día del año que tiene 5 tefilot, y a mí me toca el honor de clausurar la última!
¿Cómo viene el ayuno, se sienten bien? Esperemos que sí.
¿Y el resto de las mitzvot de Kipur las están cumpliendo?
Recordémoslas por las dudas: Más allá de que esté prohibido comer, tampoco se puede trabajar, beber, bañarse, tener relaciones sexuales y usar zapatos de cuero.
Aunque imagino desde estas alturas que en este último punto andamos bastante mal.
Debe haber muy pocos locos con alpargatas.
Sí, sí, comprendo que es un pedido muy extraño. Sin embargo, antaño, se lo asimilaba por un lado con una cuestión de ostentación. En este sentido me parece que ahora tendríamos que cambiarlo por otras prendas, ¿no?
Pero por otro lado, esta cuestión de no usar zapatos de cuero, de neilat sandal, también estaba vinculada al hecho de estar más en contacto con la tierra, un poco detenido, sin andar mucho.
Es probable que recuerden que D -s mismo le pidió a Moshé, la primera vez que se presentó ante él desde la zarza, que se sacara los zapatos porque estaba pisando tierra sagrada. Yo sé que la analogía no es tan tan precisa, porque ninguno de ustedes es Moshé, y tampoco es que en este momento estén participando de la revelación divina.

Pero podríamos convenir en que Iom Kipur en vez de admat kodesh, tierra santa, es zman kodesh, tiempo sagrado; de hecho, el más sagrado del año, y que de alguna manera simbólica, el que sus pies estén más livianos, podría ayudarlos a elevarse aún más alto.
Extraño, ¿no? Pareciera ser que para elevarse hay que estar más en contacto con la tierra.
Pero hay más al respecto.
Fíjense que sus jajamim, sus sabios, legislaron que si alguien tenía que venir desde muy lejos caminando a la sinagoga, podía llegar con sus zapatos de cuero, que evidentemente son los más cómodos para una larga caminata, y allí dentro cambiarlos por alguna especie de ojota o chancleta más sencilla.
Muy bien. Puede ser que hasta ahora estuve muy técnico, pero recuerden que soy ShaariEl, el portero del cielo, y les escribo para revelarles algunos secretos que después de tantos siglos, ya no quiero conservar solo.
¿Alguien prestó atención a cómo se dice en hebreo, el idioma que acá arriba es como el inglés, el hecho de usar zapatos? Neilat sandal. ¿Les suena, no?
NEILA. Bella palabra.
Casi todos saben que significa “cierre, clausura”, y que por eso esta tefilá que están haciendo lleva este nombre, porque el portón que nuestro Jefe por su propia cuenta abrió en Rosh Hashaná, yo mismo, ShaariEl, estoy a punto de cerrarlo.
Pero NEILA también significa “calzarse, ponerse los zapatos”.
Y aquí tenemos un primer secreto para develar.
La paradoja de que cuando termina NEILA, ése es el momento en el que hay que volver a la NEILA de ponerse los zapatos de cuero.
¿Saben por qué? Porque empieza una caminata muy larga, pero muy prometedora a la vez.
Porque cuando se te cierra la puerta, es cuando más se necesita que te vuelvas a poner en tus zapatos para emprender nuevos rumbos.
Amigos: ustedes y yo sabemos lo que significa que se cierren las puertas; tenemos hasta la sensación física de percibir a veces en nuestras propias narices cómo el hierro frío de un portón gigante nos deja afuera. Y vemos, a distancia, como esa imagen que parecía de luz brillante se va tornando un tenue y delgado hilito que finalmente desaparece.
En mi caso, me toca una vez por año, pero ustedes, allí abajo, demasiadas veces se golpean frente a lo que no va a volver a abrirse.
Por eso también les escribo; para revelarles que Iom Kipur es justamente un modelo fantástico para aprender del fracaso, algo tan humano que a mí me cuesta captar, pero que con tantos años encima, empiezo a celar precisamente por carecer.
Es que he notado, queridos humanos, que hay pocas sensaciones tan maravillosas como la de convertir la derrota en derrotero.
Como ven, el castellano también tiene su sabiduría.
¿Se te cerraron muchas puertas? Es probable. Pero hay que darse cuenta, y esto sí lo sé bien, que las puertas del cielo, y las tuyas, las del fracaso y de la derrota, son siempre giratorias.
Otro secreto que les regalo.
Por eso cuando parecen cerrrarse, tal vez no veas que en realidad se están abriendo otras.
Claro, muchos siguen dando vueltas y se terminan mareando, y otros, pobres, insisten en creer que ya pasaron cuando en realidad permanecen exactamente en el mismo lugar.
Y esto es tan así, que si giramos la palabra “shaar”, “puerta, portón”, y descubrimos en sus movimientos los tesoros que encierra, encontraremos algunas sorpresas.
De “SHAAR”, con sus mismas tres letras hebreas obtenemos “raash”, “ruido”, y “resha”, “crueldad”.
Pero también “eresh” que es “cuna”, y “osher” que es “riqueza”.
Es decir que la misma puerta que se cierra puede encerrarte en el tumultuoso mundo de una condena, pero a la vez puede transformarse en un moisés a partir del cuál lentamente te vuelvas a enriquecer.
Puede escucharse como fácil, pero no lo es. ¿Y cómo se hace?
Aquí es donde hay que ponerse los zapatos.
Acompáñenme mentalmente hasta una porción de la Torá, en el capítulo 13 del libro del Exodo, que tal vez resuma magistralmente la sabiduría de nuestra tradición con respecto al fracaso, y uno más de los secretos de Kipur.
Por supuesto que recuerdan la imagen del pueblo judío escapando de Egipto, con el ejército del Faraón persiguiéndolo a escasa distancia, y de golpe, el camino que se detiene frente a lo majestuoso del mar.
Si alguien cuenta con una imagen más gráfica de lo que implica que se cierre una puerta y no haya salida, que me escriba a la dirección del sobre.
¿Y qué sucede allí?
Los maestros jasídicos, entre paréntesis ¡cómo sabía esta gente!, nos cuentan que el pueblo se dividió en cuatro grupos: el de los que querían volver a Egipto, el de los que querían luchar, el de los que se querían tirar al agua, y el de los que se pusieron a rezar.
Los que quieren volver son los que ni tocan la puerta, y en última instancia, no se acercan. Porque es más cómodo estar entre comillas “afuera”, pero sin el sabor del haber fracasado. Y ni siquiera hace falta que vuelvan. El Egipto ya está en ellos.
Los que quieren lucharla creen que pueden tirar la puerta abajo. Tal vez empiecen golpeando suavemente, pero al no abrirse, insistirán en su arrebato, y es muy probable que a despecho de aceptar que la derrota existe como alternativa, terminen por romperse la cabeza contra la puerta.
¿Qué pasa con los que se querían tirar al agua? Son los que se resignan y aferrados a una manija, que saben inmovil, lentamente se van quedando sin fuerzas, con un llanto conformista soñando con lo que podía haber sido.
Y los que rezan tratan de redefinir el cuadro, cambiándolo de dimensión, y esperando que por misericordia divina, se empiece a escuchar algún chirrido.
Los jasidim definen estos cuatro grupos en base al pasuk, al versículo, en el que Moshé dice al pueblo: “No teman. Permanezcan erguidos y presencien la salvación de Adonai, porque a los egipcios que hoy ven ya no volverán a verlos más; Adonai luchará por ustedes, y ustedes quédense en silencio” (Ex. 14:13-14).
¿Lo ven? Moshé, nuestro ídolo, con perdón de la palabra, le contestó a cada uno de los cuatro grupos en la misma oración.
A los resignados a punto de tirarse al agua les dijo que no temieran y que se quedaran allí erguidos donde estaban.
A los que querían volver les dejó en claro que nunca más verían a los egipcios. Que esa tampoco era una alternativa.
A los empeñados en la lucha, que D´os iba a luchar por ellos.
Y a los que estaban rezando, que se callen.
Y lo hizo de esta manera porque bien sabía Moshé que en ninguno estaba la salida.
Que cada uno de ellos, con sus diferentes motivos, estaba frente a una puerta infranqueable.
Y hasta aquí habló Moshé.
Pero después de Moshé habló Adonai, Mi Señor, Nuestro Señor, y dijo: “Daber el benei Israel vaisau”, “Decile a los hijos de Israel que marchen”.
Y en el marchar, en el calzarse los zapatos, en ese profundo acto de confianza y de fe que comienza solamente con un paso, el suelo que no existía debajo de tus pies, cobra vida, y resulta ser que hay camino, que hay una nueva calzada.
Querido Humano, estoy acá un poco solo, ¿sabés?.
Hace de ShaariEl, este fiel portero, tu amigo, tu hijo, tu novio, tu hermano y contestame:
Quiero saber si podés vivir con el fracaso, el tuyo o el mío, y no obstante ello, pararte a la orilla de un lago y gritarle a la luna que "¡Sí!"
Quiero saber si podés ver la belleza,aún cuando no sea bella todos los días,y si podés originar tu vida desde su presencia.
Quiero saber si tocaste el centro de tu desconsuelo, si las traiciones de la vida te abrieron, o si te marchitaste y te cerraste por el miedo al dolor futuro.
Quiero saber si podés sentarte con la derrota, la mía o la tuya, sin intentar esconderla, desvanecerla o arreglarla.
Tengo un secreto más que revelarte.
La gente piensa que los Iamim Noraim van entre Rosh Hashaná y Iom Kipur.
Y yo te digo que es al revés.
Los días más importantes del año son los que están entre Iom Kipur y Rosh Hashaná.

Por eso ahora voy a cerrar la puerta, y vas a ver que si aprendiste de Kipur, ya sabés que es lo que te toca hacer ahora.
No es fácil, pero hay que empezar a bienvenir los fracasos.
¿Cómo si no vas a derrotar a las derrotas?
Yo termino Neilá aquí arriba. Vos empezá Neilá allí abajo.
Marchá.
Empezá otro derrotero.
Y en Rosh Hashaná contame cómo te fue.
Yo termino aquí mi carta porque justamente tengo que cerrar.
Les dejo un beso, ShaariEl
Posdata: No te olvides que te dejé las llaves adentro de tus zapatos de cuero.
EPILOGO: "shmá Israel"

Mi madre visitaba semanalmente a sus amigas, las "chicas" de Gurevich en la Avenida Díaz Vélez y Medrano.
A los cuatro años era agasajado por la bondad infinita de Adela -dueña de los ojos mas hermosos que recuerdo- de Sofía y su risa grave y vital y por Elisa, la que se casó con un muchacho que conoció en la Asociación Hebraica.
Las hermanas Gurevich me convidaban muñequitos de mazapán, y creo sinceramente que esas tardes oliendo cera en la pinotea, los perfumes de las hermanas y escuchando el ruido de su padre trabajando en su humilde taller de calderero, descubrí tempranamente aquello que mi madre sabía hondamente: era feliz, reían y comentaban sus recuerdos y sus experiencias de vida.

Eran momentos consagrados: el amor, la vida en común hacía sagradas a esas mujeres y me produjo una sed persistente de conocimiento del alma judía.
Sed que no se calma sino en aljibes profundos, con aguas lustrales que todo lo purifican y embellecen.
Y esta sed se reavivó a partir del encuentro fortuito con mi H.·. LEONARDO, hoy Presidente del querido Taller PANAMERICA 397 del Gran Oriente de la República Argentina, a quien dedico estas notas tan austeras, exentas de pretensiones y plenas de reconocimiento. SHALOM.
NOTAS

(1)"Iosl Rákover habla a Dios" por Zvi Kolitz. Fondo de Cultura Económica. 1998.
En la contratapa de esa edición de puede leer:
"En 1946 el DIARIO ISRAELITA, periódico en lengua idish de Buenos Aires, publicó IOSL RAKOVER HABLA A DIOS, un breve texto de Zvi Kolitz, al que se presentó como el último mensaje de un combatiente del guetto de Varsovia "encontrato entre montículos de piedras y de huesos humanos calcinados y conservado dentro de una pequeña botella".
Rapidamente el texto comenzó una singular peregrinación por Alemania y Francia, por Estados Unidos e Israel en traducciones y versiones dispares que borraron las huellas de su autor.
Convertido así en leyenda, en símbolo, en legado testamentario ¿quién aceptaría reconocer que su autor no fue un resistente del gueto sino un judíolituano que actuaba en Buenos Aires como agente secreto al servicio del futuro Estado de Israel?
La espiral borgeana que recorrió el texto de Kolitz no hizo más que sumar a su belleza literaria y a su dimensión religiosa, una trama narrativa que sólo pudo ser plenamente develada, casi medio siglo más tarde, por el periodista alemán Paul Badde.
Su investigación se acompaña en esta edición de un ensayo que Emmanuel Lévinas consagró al texto, en el que celebra la vibrante intensidad de un salmo moderno.
Relato y salmo, ficción y testimonio, IOSL RAKOVER HABLA A DIOS es, también, un texto premonitorio.
En 1994 el edificio que albergaba el UNICO ejemplar de aquella edición del Diario Israelita conservado en Buenos Aires fue destruído por un atentado terrorista. IOSL RAKOVER HABLA A DIOS fue entonces, en efecto, sepultado "bajo montículos de piedras y de huesos humanos calcinados" (Atentado a la AMIA, AÚN IMPUNE)

[2] "HACIA UNA VIDA PLENA DE SENTIDO de las enseñanzas del Rebe de Lubavitch - Menajem Mendel SCHNEERSON, adaptado por Simón JACOBSON." Jabad Lubavitch de la Argentina. 1997 pág. Citada.

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