Masonería argentina e internacional. Estudios y propuestas masónicas.

sábado, 30 de mayo de 2009

CAMBIOS DE PARADIGMAS (1)

EL CAPITALISMO SE ACABA ...

Hoy quisiera dedicar esta otra introducción referida al CAMBIO DE PARADIGMA, al análisis de la "crisis" del sistema capitalista pero nó ahora desde el marco económico - vid. anterior entrada en esta página- sino desde el ángulo sociológico.

Elegí ahora el análisis de un sociólogo norteamericano, detallando que el artículo que sigue fue publicado en "Le Monde", a mediados del mes de octubre de 2008, y se encuentra originalmente en el blog político del Licenciado en Antropología (UBA) MARIO RABEY, y cuya lectura recomiendo no sólo por razones de amistad personal, sino además por tratarse de un agudo observador de la realidad latinoamericana.

En efecto, el Lic. RABEY es un viajero impenitente y sus notas abarcan desde Nepal a la Puna argentina, pasando por toda América Latina.

Hombre de ideas propias y precisas, estudió Antropología en la Universidad de Buenos Aires (1972-1976), fue gerente de industrias culturales –grupo Manal, Mandioca, Mano Editora, Mambo Show- (1968-1970); docente e investigador universitario en diversas Universidades de Argentina y del extranjero, y profesor de cursos de postgrado sobre ecología humana, evolución, multiculturalismo y estudios latinoamericanos, investigador científico, consultor en proyectos de organizaciones internacionales, nacionales, empresariales y sin fines de lucro, con formación Postdoctoral en la Universidad de Texas en Austin - Comisión Fulbright (1990).

En uno de sus blogspots, www.manodemandioca.blogspot.com se puede acceder a la comprensión del desarrollo de las realidades latinoamericanas desde una óptica abierta.

Y esto ocurre porque el Lic. RABEY abreva en los lineamientos políticos y económicos de los fundadores del movimiento político que culminaron en la República como representantes del "pensamiento nacional" (Adolfo Saldías, Manuel Ugarte, Gabriel del Mazo, Cátulo Castillo, Homero Manzione, Arturo Jauretche, Raúl Scalabrini Ortiz, Juan José Hernández Arregui, Arturo Enrique Sampay, Rodolfo Ortega Peña, y los liderazgos encarnados en las figuras de Hipólito Irigoyen y Juan Domingo Perón).

Seguidamente, el artículo de Immanuel Wallerstein publicado por el Lic. RABEY en su blogspot.
EL CAPITALISMO SE ACABA. ¿BUENAS O MALAS NUEVAS?

Entrevista a Immanuel Wallerstein por Antoine Reverchon (PUBLICADO EN ¨LE MONDE¨EL 11.10.08)

- Firmante del manifiesto del Foro Social de Porto Alegre ("Doce proposiciones para otro mundo posible", en 2005), usted es considerado como uno de los inspiradores del movimiento altermundialista. Usted fundó y dirigió el Centro Fernand-Braudel para el estudio de la economía de los sistemas históricos y de las civilizaciones de la Universidad del Estado de Nueva York, en Binghamton. ¿Cómo sitúa la crisis económica y financiera actual en el "tiempo largo" de la historia del capitalismo"?

Immanuel Wallerstein: Fernand Braudel (1902-1985) distinguía el tiempo de "larga duración", que ve la sucesión en la historia humana de sistemas que rigen las relaciones del hombre con su entorno material, y, en el interior de esas fases, el tiempo de los ciclos largos coyunturales, descritos por economistas como Nicolas Kondratieff (1982-1930) o Joseph Schumpeter (1883-1950). Actualmente estamos claramente en una fase B de un ciclo de Kondratieff que ha comenzado entre hace treinta y treinta y cinco años, después de una fase A que ha sido la más larga (de 1945 a 1975) de los quinientos años de historia del sistema capitalista.

En una fase A, el beneficio es generado por la producción material, industrial u otra; en una fase B, el capitalismo debe, para seguir generando beneficios, financierizarse y refugiarse en la especulación. Desde hace más de treinta años, las empresas, los Estados y las economías familiares se vienen endeudando masivamente. Actualmente estamos en la última parte de una fase B de Kondratieff, cuando la decadencia virtual se hace real, y las burbujas revientan unas tras otras: las bancarrotas se multiplican, la concentración del capital aumenta, la desocupación aumenta también, y la economía conoce una situación de deflación real.
Pero, hoy en día, ese momento de ciclo coyuntural coincide con -y en consecuencia agrava- un período de transición entre dos sistemas de larga duración. En efecto, pienso que hemos entrado después de treinta años en la fase terminal del sistema capitalista. Lo que diferencia fundamentalmente esta fase de la sucesión ininterrumpida de los ciclos coyunturales anteriores, es que el capitalismo ya no llega a "hacer sistema", en el sentido en el que lo entiende el físico y químico Ilya Prigogine (1917-2003): cuando un sistema, biológico, químico o social, se desvía demasiado y demasiado a menudo de su situación de estabilidad, ya no llega a encontrar el equilibrio, y se asiste entonces a una bifurcación.
La situación se hace caótica, incontrolable por las fuerzas que la han dominado hasta este momento, y se ve aparecer una lucha, ya no entre los sostenedores y los adversarios del sistema, sino entre todos los actores, para determinar qué lo va a reemplazar. Reservo el uso de la palabra "crisis" a este tipo de período. Y bien, estamos en crisis. El capitalismo se acaba.
- ¿Por qué no se trataría más bien de una nueva mutación del capitalismo, que ya ha conocido, después de todo, el paso del capitalismo mercantil al capitalismo industrial, y más tarde del capitalismo industrial al capitalismo financiero?
El capitalismo es omnívoro, capta el beneficio donde es más importante en un momento dado; no se contenta con pequeños beneficios marginales; por el contrario, los maximiza constituyendo monopolios –ha probado de hacerlo últimamente una vez más en las biotecnologías y en las tecnologías de la información-. Pero pienso que las posibilidades de acumulación real del sistema han llegado a sus límites. El capitalismo, desde su nacimiento en la segunda mitad del Siglo XVI, se alimenta de la diferencia de riqueza entre un centro, en el que convergen los beneficios, y periferias (no necesariamente geográficas) cada vez más empobrecidas.

Al respecto, la recuperación económica de Asia del Este, de India, de América Latina, constituye un desafío insalvable para la "economía-mundo" creada por Occidente, que ya no llega a controlar los costes de la acumulación. Desde hace decenios las tres curvas mundiales de precios de la mano de obra, de las materias primas y de los impuestos están en todas partes en una fuerte alza. El breve período neoliberal que se está terminando sólo ha invertido de modo provisorio la tendencia: a fines de los años noventa, esos costes eran ciertamente menos elevados que en 1970, pero eran mucho más altos que en 1945. De hecho, el último período de acumulación real – los "gloriosos treinta"- sólo fue posible porque los Estados keynesianos pusieron sus fuerzas al servicio del capital. ¡Pero en este caso también se llegó al límite!

- ¿Hay precedentes de la fase actual, tal como usted la describe?

Ha habido muchos en la historia de la humanidad, contrariamente a lo que refleja la representación, forjada a mediados del Siglo XIX, de un progreso continuo e inevitable, incluida en su versión marxista. Yo prefiero limitarme a la tesis de la posibilidad del progreso, y no a su carácter ineluctable. Por cierto, el capitalismo es el sistema que ha sabido producir, de manera extraordinaria y notable, el máximo de bienes y riquezas. Pero hay que considerar también la suma de las pérdidas que ha engendrado: para el medio ambiente, para las sociedades. El único bien, es el que permite obtener para el mayor número posible una vida racional e inteligente.

Ahora bien, la crisis reciente similar a la actual es el derrumbe del sistema feudal en Europa, entre mediados del Siglo XV y del Siglo XVI, y su reemplazo por el sistema capitalista. Ese período, que culmina con las guerras de religión, vio el derrumbe de la influencia de las autoridades reales, señoriales y religiosas sobre las comunidades campesinas más ricas y sobre las ciudades. Fue entonces cuando se construyeron, mediante tanteos sucesivos y de modo inconsciente, soluciones inesperadas cuyo éxito terminó por "hacer sistema" extendiéndose poco a poco, bajo la forma del capitalismo.

- ¿Cuánto tiempo debería durar la transición actual, y en qué podría desembocar?

El período de destrucción de valor que cierra la fase B de un ciclo Kondratieff dura generalmente entre dos y cinco años antes de que se reúnan las condiciones de ingreso a una fase A, en las que se puede extraer nuevamente un beneficio real de nuevas producciones materiales descritas por Schumpeter. Pero el hecho de que esta fase corresponda actualmente a una crisis de sistema nos ha hecho entrar en un período de caos político en el cual los actores predominantes, a la cabeza de empresas y de Estados occidentales, van a hacer todo lo que sea técnicamente posible por volver encontrar el equilibrio, pero es muy probable que no lo logren.

Los más inteligentes, ya han comprendido que había que establecer algo enteramente nuevo. Pero numerosos actores ya se mueven, de manera desordenada e inconsciente, para hacer emerger nuevas soluciones, sin que se sepa todavía qué sistema saldrá de esos tanteos.
Nos encontramos en un período, bastante raro en el que la crisis y la impotencia de los poderosos dejan sitio al libre albedrío de cada cual: hoy existe un lapso de tiempo durante el cual cada uno de nosotros tiene la posibilidad de influenciar el futuro a través de su acción individual. Pero como ese futuro será la suma de una cantidad incalculable de esas acciones, es absolutamente imposible prever qué modelo terminará por prevalecer. Dentro de diez años, tal vez se vea más claro; en treinta o cuarenta años, habrá emergido un nuevo sistema. Creo que, por desgracia, es igual de posible que se presencie la instalación de un sistema de explotación aún más violento que el capitalismo, como que se establezca un modelo más igualitario y redistributivo.

- Las mutaciones anteriores del capitalismo han terminado a menudo en un desplazamiento del centro de "la economía-mundo", por ejemplo de la cuenca mediterránea hacia la costa Atlántica de Europa, y más adelante hacia la de Estados Unidos. ¿Se centrará en China el sistema por venir?

La crisis que estamos viviendo corresponde también al fin de un ciclo político, el de la hegemonía estadounidense, iniciada igualmente en los años setenta. EE.UU. seguirá siendo un actor importante, pero jamás podrá reconquistar su posición dominante frente a la multiplicación de los centros del poder, en Europa Occidental, China, Brasil, India. Un nuevo poder hegemónico, si uno de se refiere al tiempo largo braudeliano, puede tomar todavía cincuenta años para imponerse. Pero se ignora cual sería.

Mientras tanto, las consecuencias políticas de la crisis actual serán enormes, en la medida en la que los dueños del sistema intentarán encontrar chivos expiatorios por el derrumbe de su hegemonía. Pienso que la mitad del pueblo estadounidense no aceptará lo que está sucediendo.

Por lo tanto, los conflictos internos se exacerbarán en EE.UU., que está convirtiéndose en el país más inestable del mundo desde el punto de vista político. Y no hay que olvidar que nosotros, los estadounidenses, vamos todos armados...
ACLARACION: Immanuel Wallerstein, es investigador del departamento de sociología de la Universidad de Yale, ex presidente de la Asociación Internacional de Sociología. Publicada en http://www.manodemandioca.blogspot.com/

"NUNCA TANTOS RECLAMARON TANTO A TAN POCOS …."

CONCLUSIONES PARCIALES.

Hasta aquí entonces, desde la publicación anterior, podemos observar que hay un sistema que ha colapsado en cuanto a su concepción.

Esto sucedió estimo personalmente, por sus propias características inmanentes y por sus propias expresiones trascendentes: la búsqueda del materialismo expresado en el consumismo y despilfarro más desenfrenado o bien en la utopía del comunismo de estado.

Así, por ambas vías, se ha arribado a una pretendida racionalidad -del mercado o del estado en su caso- que inexiste toda vez que el capital se concentra en tal punto que asume los roles de los estados políticos modernos en el caso de EEUU o bien como hemos observado en el caso de la URSS, en una burocracia político - económica disfuncional que generó su propia descendencia ("nomenklatura") y a la que hubo que transparentar ("glasnost").

Sin embargo, esa "glasnost" no obtuvo un resultado inmediato, toda vez que nuevamente la concentración de poder apareció en los aparatos productivos de la ex - URSS.

De todos modos, el sistema que está en "crisis" actualmente, no ha resultado funcional para los seres humanos en su conjunto, porque ha desvastado el planeta tornándolo inhabitable en poco tiempo, ha denigrado a vastas porciones de la humanidad a la hambruna y a la sub - condición humana, clausurando la evolución hacia la fraternidad y la solidaridad de sus miembros, instalando el becerro de oro como única deidad aceptable.

Esta desmesura, excede el concepto de crisis como veremos en la próxima entrega. El desarrollo técnológico y científico no sirve en estas condiciones de habitabilidad del planeta, para prolongar artificialmente la vida humana sin que podamos dejar de considerar que más de las 2/3 partes de esa misma vida, no podrá tener acceso a dicho desarrollo.

La situación pues es de un grave compromiso ético, moral y espiritual con la vida.

La masonería y los masones siempre han sabido re - crear las condiciones necesarias para evitar la extinción de la especie: así se fundaron los cimientos que nos permitieron salir de la Edad Media hacia el Renacimiento y desde éste hacia el tiempo moderno y de allí a la actualidad.

Hoy la masonería -y fundamentalmente los masones- debemos meditar profunda y abiertamente sobre estos temas, y lo debemos hacer en logia, que es el ámbito sacral, temporal y espiritual que está especialmente diseñado para estas discusiones y trabajos.

Debemos ser conscientes pues que NUNCA EN LA HISTORIA, TANTOS RECLAMAN TANTO A TAN POCOS ….

Esta situación histórica nos reclama a los masones y a la masonería un esfuerzo colosal, ciclópeo, para fundamentar un nuevo contrato social, una nueva sociedad, un nuevo sistema de economía y de política, en donde la utopía de la vida misma tenga cabida.
Un sistema que tenga en cuenta el ser y nó el tener, la riqueza del espíritu y los beneficios de la amistad, de la fraternidad, de la caridad, de la lealtad y de la civilización fundada en el reconocimiento del otro, de la "alteridad".

Y este reclamo es la fundamentación y cimentación del cambio de paradigma, del basamento de una humanidad que ponga al ser humano en su sitio dentro del concierto de la Creación, obedeciendo las leyes de la Naturaleza y amigándose con la Tierra.

En ese empeño, y con ese designio prosiguen estas notas.

Que así sea.

1 comentario:

ALFREDO GRANDE dijo...

tanto el entrevistador, el querido mario rabey, como el entrevistado, se expresan con fundamente y lucidez.
Una entrevista imperdible.
gracias por publicarla.

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